El Circulo de la Iniciacion by Vanesa Pilat Miro

autor:Vanesa Pilat Miro
La lengua: spa
Format: epub
editor: Terra Ignota Ediciones
publicado: 2018-10-01T00:00:00+00:00

Ilek se atrevió a desafiar no solo al intendente Ríos, al comisario Maldonado, sino que al gobierno mismo. Este lugar ha sido siempre tranquilo y apacible, la tierra no le pertenece al pueblo, el pueblo le pertenece a la “Abuela Tierra”.

Ilek aceptó su destino, sabe quién es y ya no teme decir la verdad. El gran peligro para todo político o persona allegada al poder, son aquellos individuos que no poseen miedo y se atreven a inspirar valor a sus semejantes.

Optaron por caminar serpenteando la ribera crecida por el fuerte temporal.

Ilek, junto con Marcos y John, seguían preocupados por la desaparición de Lucas; todos reunían fuerzas para que el río devolviera el cuerpo y lo entregara en la orilla. Sus vidas no eran las mismas, habían tomado un giro vertiginoso con la muerte de los dos policías. Teniendo a Maldonado como comisario no existían buenos augurios. Sabían que debían seguir hacia delante, encontrarse con los suyos y tratar de impedir el ingreso de los camiones que portaban explosivos para dinamitar la Gran Montaña.

Tomaron un breve descanso sobre un viejo sauce, ahí, John se desplomó sobre las hierbas que le sirvieron para restablecer su ánimo decaído; ayudado por el “Espíritu del Viento”, este esparció sus diversos aromas dejando al pasar exquisitas y refrescantes fragancias por doquier.

Ilek observó la herida de su esposo, le pidió a Marcos esterilizar el cuchillo que llevaba en su bolso, y para ello se preparó una pequeña fogata. Notó que la bala no había dañado hueso ni partes blandas del brazo, solo estaba alojada de forma superficial.

Ilek comenzó a cantar invitando a la energía de su madre, al igual que a las hechiceras, para que la ayudasen a sanar el brazo de su esposo. Marcos golpeó su morral de cuero simulando ser un tambor. John acostumbrado a oír a Kenaku a realizar sus iniciaciones de sanación, sabía que debía vaciar su mente y permitir dejar que a través de las manos de Ilek, los ancestros, como así también Kenaku, pudieran intervenir en su curación. Los golpes del simulado tambor permitió a John relajarse, la oración que cantaba su esposa colaboró a estar cada vez más tranquilo.

La voz de Ilek se sentía como un suave terciopelo que acariciaba el espíritu agotado de John. La extracción de la bala resultó ser indolora, hasta rápida. Unas hierbas, que Marcos encontró, sirvieron como desinfectante. Hirvieron las hojas y raíces con agua que habían filtrado varias veces utilizando un calcetín limpio, todo dentro de un vaso de metal. Una vez listo, dejó caer unas gotas tibias sobre la herida, cubriéndola luego con un trozo de tela…, había finalizado la curación. Ilek dio las gracias a su madre y a las hechiceras por acompañarla en esta experiencia. John se fue recuperando satisfactoriamente, sintiendo alivio en su brazo. Los tres, finalmente, se sintieron más relajados y sonrieron.

El conocimiento de Ilek iba en aumento, podía entonces recordar, como le había dicho su madre, encontrar la verdad, la verdad de quién es, como el agua que corre buscando su cauce para poder finalmente fundirse en el gran océano.

descargar

Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.